Las invasiones Celtas

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Las famosas invasiones celtas a las que aluden los historiadores antiguos y que la arqueología ha permitido localizar hay que atribuirlas, probablemente, a la reaparición de una aristocracia guerrera asociada a un fuerte crecimiento demográfico. Es posible seguir la pista de las armas y adornos de La Tène que, desde su cuna (Cuenca de París, Alemania meridional, Bohemia, Suiza, Austria) aparecen en el centro y después en el sur de Francia y en España, así como, a partir de 400 a. J.C., en Italia, Yugoslavia, Europa Centra, Grecia y incluso Turquía.

Apenas transcurridos 10 años desde su asentamiento en suelo italiano, invasiones galos guiados por un jefe de tribu llamado Brennus atacaron Roma. Según el historiador romano Tito Livio, los romanos fueron presa del pánico ante la irrupción de una horda brutal y vociferante: al oir el grito de guerra de los temibles guerreros celtas, los romanos emprendieron la huida antes incluso de que sus adversarios llegasen a la ciudad. Los galos exigieron un rescate en oro a cambio de la liberación de Roma; en el momento de la transacción, Brennus exclamó ente los romanos: Vae victis! (Ay de los vencidos).

Brennus heroe celta jefe de la invasion a grecia
Fue otro Brennus quien, un siglo después, en 279, encabezo un ejercito de guerreros, dirigió una ofensiva contra el santuario de Delfos; pero durante el último asalto fue gravemente herido y se suicidó. Su ejercito vencido tuvo que replegarse y penetró en Asia Menor. Algunos celtas llegaron hasta la meseta próxima a Ankara, en Turquía donde fundaron, hacia 275 a. J.C., el reino de Galacia. Durante los siglos III y II a. J.C., los griegos instalados en Asia Menor tuvieron que enfrentarse a los gálatas, que fueron definitivamente vencidos en 230, en la batalla de Pérgamo. Durante este período los celtas también se impusieron -por mucho más tiempo- en la islas Britanicas.

Sin embargo, no cabe considerar aquellos movimientos como una colonización masiva: las hordas Galas no eran bastante numerosas. Su paso por Grecia y Turquía  a pesar del sobresalto que causo a sus contemporáneo, dejó escasa huellas arqueológicas  En algunas regiones, los Celtas se mezclaron muy pronto con las distintas poblaciones autóctonas  la fusión dio origen a los “celtiberon” en España, a los “Celtoligures” en Provenza y a los “Escordiscos” en la región de Belgrado.

De aquel periodo de migraciones de los siglos IV y III datan objetos más característicos del arte celta: cascos de oro o espadas adornadas con dragones afrontados y motivos curvilineos entrelazados, brazaletes y torques de bronce u oro de una peculiar y exuberante plástica, en la que se readaptaron y estilizaron con gran originalidad las influencias mediterráneas.

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